A menudo se describe a Panamá como el corazón del comercio y las finanzas de América Latina, y en 2025 esa descripción se siente más acertada que nunca. Mientras gran parte de la región se prepara para un crecimiento lento e incertidumbre financiera, se prevé que Panamá se expanda un 4.2% este año y un 4.6% en 2026, superando a sus vecinos.
Pero, como advierte la última Encuesta Económica de América Latina y el Caribe (CEPAL, 2025), el crecimiento por sí solo no garantiza prosperidad. Sin sistemas fiscales más sólidos, financiamiento innovador y resiliencia frente a choques globales, la región corre el riesgo de caer en otra “década perdida”. Para Panamá, esto representa tanto un desafío como una oportunidad.
En todo el mundo, el crecimiento se está enfriando: se prevé que el PIB global caiga al 3% en 2025, arrastrado por guerras comerciales, aranceles y una menor inversión. Estados Unidos —principal socio de Panamá— enfrenta un crecimiento más lento (alrededor del 2%), mientras que Europa y China también atraviesan dificultades. Para América Latina, dependiente de la demanda externa y los flujos de capital, los efectos colaterales son fuertes.
Sin embargo, la posición única de Panamá como centro logístico —con el Canal, los puertos y un sólido sector de servicios— significa que puede resistir la turbulencia mejor que la mayoría.
Pronósticos de Crecimiento de Panamá 2025
Crecimiento del PIB: 4.2% (2025) → 4.6% (2026)
Motores: Logística, turismo, inversión en infraestructura
Riesgos: Proteccionismo global, escasez de agua en el Canal, bajo espacio fiscal
El informe de la CEPAL resalta una verdad regional: América Latina no recauda suficientes impuestos para financiar el desarrollo. En promedio, la región capta apenas el 21.3% del PIB en ingresos tributarios, frente al 34% en las economías de la OCDE. Panamá, con una de las cargas fiscales más bajas del hemisferio, enfrenta este desafío de manera aún más aguda.
Al mismo tiempo, las necesidades de gasto público están en aumento. Solo el cambio climático podría requerir inversiones equivalentes al 5% del PIB anual, mientras que las pensiones, la salud y la educación están bajo una presión creciente.
Para Panamá, el camino a seguir implica:
Reformas fiscales progresivas para ampliar los ingresos sin frenar el crecimiento.
Combatir la evasión fiscal, que drena miles de millones en toda la región.
Public investment in infrastructure and climate resilience, to protect long-term competitiveness.
Otro hallazgo clave del informe es el papel insustituible de los bancos de desarrollo. En toda América Latina, estas instituciones financian infraestructura, apoyan a micro y pequeñas empresas, y actúan como amortiguadores contracíclicos durante las crisis.
Para Panamá, una mayor cooperación con los bancos de desarrollo significa más financiamiento para:
Proyectos de energía limpia que reduzcan la vulnerabilidad climática.
Crecimiento de las MIPYMES, generando empleo y ampliando la economía formal.
Herramientas de financiamiento digital y verde, desde sistemas de garantía hasta bonos sociales y climáticos.
Panamá ya es conocido por su sector bancario, pero el próximo paso es posicionarse como un hub de finanzas sostenibles. Los bonos verdes, la inversión guiada por criterios ESG y las soluciones fintech podrían transformar a Panamá en la plataforma regional para instrumentos financieros innovadores.
Con los inversionistas globales demandando cada vez más rendimientos vinculados a la sostenibilidad, la combinación de finanzas + logística + resiliencia climática podría convertirse en la fórmula ganadora de Panamá.
La historia de Panamá en 2025 es de resiliencia con responsabilidad. El crecimiento es sólido, las oportunidades son reales, pero el país no puede darse el lujo de la complacencia. Al fortalecer sus sistemas fiscales, movilizar nuevo financiamiento e invertir en resiliencia climática e infraestructura, Panamá puede convertir la incertidumbre global en una ventaja local.
Para inversionistas, emprendedores y quienes buscan estilo de vida, esto significa una sola cosa: Panamá no solo está creciendo, está evolucionando. Y quienes se posicionen ahora podrán beneficiarse de su transformación en una de las economías más dinámicas de América Latina.